A finales del siglo XVIII, y despegando de forma definitiva con la primera revolución industrial, se genera la diferencia entre el producto artístico (un trabajo a tiempo completo, con carácter exclusivo, casi siempre por encargo y buscando la belleza) y el Mercado, es decir, la compra y venta de obras artísticas con el fin de coleccionar, invertir, e incluso por mero capricho o moda.
Desde este período hasta la actualidad se incrementan las colecciones privadas, se crean las academias de arte como una formación profesional más, y se establece la idea del acopio de Arte como un elemento de prestigio y de aumento de patrimonio.
Crece el número de Museos y lugares de exposición de obras, y aparecen las figuras de los "creadores de opinión”: críticos, galeristas y coleccionistas…., que a partir de entonces, serán los responsables de las tendencias del mercado artístico
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